lunes, 27 de diciembre de 2010

y no habrá gatos

Habitamos. El tiempo no nos pasa, pasamos por el tiempo. Habitamos en el tiempo y a día de hoy sé lo que sucederá mañana. Aunque no quiera saberlo, es evidente que cogeremos un vuelo, regresaremos a España, me ayudarás a buscar la nueva casa... Y no habrá gatos. Será pequeña como el chorro de agua que cae de la paciencia. Está claro que iré al trabajo y tú esperarás mi partida, no sé si mi regreso. Seguirás pensando en el momento de marcharte de nuevo, tal vez esperes la llamada que te invite al cambio. Insistirán palabras de amor que no son mías (yo te amo en silencio).
Volveré del trabajo y hasta puede que cenemos juntas, y hasta puede que friegue los platos. Leeré un rato y tú acabarás de despegarte del teléfono. Seguiré leyendo hasta dormirte,haré un sudoku. No sé por cuánto tiempo habitaremos el mismo espacio, esperaré a que te decidas o hasta que el agua deje de fluir y ya no espere que me elijas. Y no habrá gatos.

sábado, 11 de diciembre de 2010

no es extraño...

No es extraño sorprender las teclas del revés
Y volver a sacudir el polvo.
Blanco sobre oscuro se ve mejor,
Pero yo no quiero encontrar
cómo el principio se giró
y lo que fuiste soy ahora
Mientras te llueven lámparas.
Eres lo que fui: un proyecto de paz
donde la guerra nunca termina.
Suma el tacón hundido en el húmedo alquitrán,
Suma la desgana, querer huir
y estar anclada a la propia voz:
grito o silencio
carcajada o llanto,
contrastes deseando converger
en el exacto punto
donde ni frío ni sol ardiente.
Y si me quedo es
Porque eres lo que fui, la llaga dividida
Que sanará algún día
Mientras que seas tuya o de nadie.

si las palabras fueran pierna

Si las palabras fueran piernas
Largas, kilométricas extremidades
Que restaran distancias,
Ahora mismo estaría frente a ti
Plagiando silencios sin urdir
los errores pasados.
Quiero ser palabra
Y sin echarte de menos
Acariciarte el pelo, rozar tu mano,
Acaso aterrizar en un café
Donde humeantes fragüen tus canciones.

jueves, 9 de diciembre de 2010

tejados


De niña me gustaba subirme al tejado que había bajo la ventana de mi cuarto. Preguntaba a mi madre si podía y ella siempre decía que no, pero yo lo hacía a escondidas y cuando me buscaba, no podía encontrarme porque estaba allí, soñando con volar. Muchos años después me invitaron a una fiesta en una nave de Madrid, nos sentamos en el tejado, pudiendo ver desde arriba la ciudad pequeñita, insignificante casi en comparación con las nubes. Seguía soñando con formar parte del aire, pero la ley de la gravedad me atraía hacia el centro de la tierra, asfixiante, paralizante, donde el cuerpo pesa. Después descubrí que dicha ley no es más que la razón mal entendida. Fui libre de nuevo hasta que tuve que comer y rebuscar entre los bichos del suelo. Hay gusanos que hacen profundos hoyos y por eso sigo aquí, con el brazo en su interior.

martes, 7 de diciembre de 2010

fugarse con el viento


El rostro se desvanece, los trazos definidos de la mandíbula se convierten en etéreo eclipse al borde del orificio. Círculos concéntricos amenazan con tragarse aquellos ojos que un día se enamoraron. La nariz se desfigura tras la fuerza centrífuga. No sé si los poros aún respirarán toxinas o decidirán fugarse con el viento. Nada tiene sentido si se cuestionan las intenciones de un cuerpo goma-chicle a punto de romperse, es la ley natural de los contrarios la que impera y hoy podemos seguir masticándonos, hacernos bola con los dedos para después pisar el enredo intrascendente y alisarnos las orejas para no oír más que al propio corazón… Fugarse con el viento y regresar entera, ese es el reto.

lluvia

No es por la manzana podrida ni por el barro de los hormigueros
Que llueva
Una hora dos
fracciones de segundos frente a la pantalla
es lo mismo
que hacer contorsionismo con el tiempo, adelantar los relojes,
que llueva
en algún lugar donde no empañe cristales la desidia
una hora tres
partir en dirección contraria sin levantar los pies del suelo
a no ser para volar
el clamor de la tormenta y que revienten los oídos
porque llueve
una hora y más una hora y cien razones para salir afuera
porque llueve hasta en el centro abandonado de la casa
en el desorden colindante de una sopa y en mis manos
y en el pelo despeinado está lloviendo, luego existo
y aún es hoy, que no es mañana.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

no todo

Sentirse pequeña, la carátula gastada de un cd olvidado en el estante.
Sentirse pequeña, encogida por el frío. Sentirse muda, impropia de los versos
Si no hablan de temas importantes. No todo va a ser risa, no todo llanto.
Ni las hojas sobre el suelo. No todo tú. No todo yo. No todo.
Soltar en la centrifugadora el agua sobrante y dejar secar al sol
Como una lágrima.

lunes, 29 de noviembre de 2010

homenaje a mí

Guárdenme un minuto de silencio.
A mí –hedonista en las aceras-,
Que estoy viviendo
Y no es por casualidad.
Y le rindo un homenaje
Al amor propio,
Aunque a veces no me quiera.
Un minuto, por favor,
No lo pongan más difícil,
Que estoy viviendo.

domingo, 28 de noviembre de 2010

intento de poema

Amor,
He vuelto a subir al autobús nauseabundo que nos traía de Madrid y tanto odiabas.
Después me he convertido en punto en el paisaje,
en aire comprimido con capas de nostalgia.
Pensaba en escribirte algún bello poema y el verso se me corta entre los dedos.
Fue más fácil vivirlo que decirte
cómo te necesito durante el viaje.
Te llamo por teléfono, a más de 1000 kms., tu voz es como un beso en la mejilla.
He regresado a casa, te cuelgo y un abrazo y quiero ser feliz y que lo seas…
Me quedo meditando en otras crisis,
que habría sido distinto si un trabajo
hubiera sorteado la pobreza
de no saber qué hacer entre la nada.
y pienso que pensar no es suficiente y busco sin frenarme la manera…

martes, 23 de noviembre de 2010

cenizas

No fueron tan vanas la duda, la culpa, el gesto acostumbrado de rizar el rizo. El dedo en tu flequillo lo decía girando como un bucle infinito. ¿quién no traga saliva cuando yacen los restos del naufragio en la alcoba? ¿quién no cierra las pestañas si descubre cenizas al pisar, nada es mentira?
Cuando solté tu mano lo intuía, te alejaría el viento huracanado. Necesidad de ir y revivirte, necesidad de ti sin mí contigo. Dónde posar las manos ya vacías, qué sentido tendrá la piel sin tacto. Qué sentido una vida sin sentidos.

lunes, 22 de noviembre de 2010

temerario

el hombre que se saltaba los semáforos, que asustaba a los transeúntes conduciendo en dirección contraria, que chocó contra los contenedores... decidió aparcar en zona azul, pagó la tasa. después, anduvo lentamente hacia la colina más alta y gritó como un loco regalándole al aire los fragmentos de un corazón roto. respondieron los lobos. recordó una frase: "nada teme quien lo ha perdido todo".

que todo pasa

abrió los ojos tras el vendaval y descubrió que todo lo que amó había desaparecido. en un instante infinito volaron promesas y frágiles deseos, cayeron los cimientos, se fragmentó el alma, mordió el polvo restante, cerró los puños golpeando el vacío. abrió los ojos y no había nada. y de la nada recogió las pocas fuerzas que quedaban para decir adiós y comenzar, que todo pasa.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

el duende 2

Hoy mi duende no quiere dormir, yo estoy cansada de sus contradicciones. Algún día tendré que decirle que me deje actuar sin cuestionármelo todo. Caminaba por la calle, ya sabéis, la de siempre, de hojas amarillas sobre las baldosas y dos hileras de árboles alrededor. A mi duende no le interesan estos detalles, sólo las sensaciones. Pero las sensaciones parten del color de una hoja o del viento frío durante el otoño. Me decía mi duende que si no puedo cambiar de calle, termine por aceptarla. Por otro lado se queja porque a él le gustaría tener otros espacios de los que hablar. Que tenga que aceptar una calle, no implica que me guste. Espera, me dice, a que se presente la calle que me conviene o constrúyela tú misma, vete. ¿Y qué me conviene?, pregunto a mi duende. Lo que haga levantarte cada mañana con ganas de día y de noche eternas.
En la calle hay transeúntes con los que no puedo hablar, no entiendo su lenguaje. Mientras tanto, mi duende me dice: mírate, ya no tienes 20 años, te han salido canas, tu espalda se resiente más de cuatro horas en pie, has vivido experiencias que ahora te parecen instantes fugaces sin huella. Y eres lo que vives, lo que hablas y sientes. Te falta un oído y no tienes ritmo, me dice mi duende, algún día te fallará la vista y la barriga seguirá creciendo si te abandonas. Tienes un sentido del humos absurdo, dice mi duende, que algunos comprenden, pero casi nada te hace gracia y no sabes hacia dónde dirigirte, estás perdida y la calle no tiene culpa.
Mi duende no se cansa, yo sí, mi duende no siente dolor, sólo me habla del dolor, tan racional él que abruma. Un día me dice que me quede y el otro vete, no hay quien entienda a mi duende. Insiste en que me elija a mí por encima de cualquier otra cosa. Todo lo justifica la razón según el duende, pero elegirte implica soledad, insiste, hacerte daño y revivirte.
Algún día tendré que hacerle caso.

martes, 9 de noviembre de 2010

el duende

Dicen los científicos que la voz de nuestro cerebro se llama duende interior. Por tanto, yo voy por la calle con mi duende; por tanto, ya no estoy loca y por tanto, ya no hablo sola. Es el duende quien me dice lo que veo y siento, sobretodo lo que siento. La necesidad de ponerle palabras a cada cosa.
Esta mañana, no muy temprano, caminaba por la calle. Mi duende decía lo tedioso que es andar cada día sobre las mismas baldosas. Ahora son amarillas porque el invierno llegó de golpe y están cubiertas de hojas. Hace tanto viento que casi vuelan las bolsas de la compra. Esta calle será la misma quizá hasta diciembre o enero si este año nieva, y si no, tendremos que esperar a abril, decía mi duende, para que parezca otra.
Llego a la casa del viejo y le doy los buenos días. Él tiene su duende, que le dice lo listos que son los japoneses porque han inventado la vida eterna. Podremos vivir más de 500 años, lo han inventado los japoneses. Es su duende el que habla. El mío responde que sería horroroso ver al viejo durante 500 años sentado frente al televisor. Su duende se repite, ya conozco sus historias, pero el mío le escucha como si fuera la primera vez. Y está encantado el viejo.
Después de dos horas regreso a casa con las mismas bolsas, la misma calle y el mismo viento. Sal de aquí, dice mi duende, esta no es la vida por la que habías luchado, insiste.
Algún día tendré que hacerle caso.

lunes, 8 de noviembre de 2010

ella era lágrima

Acumulaba lágrimas
Lágrimas púrpuras, lágrimas blancas
Ácidas lágrimas de madrugada
Ella era un cuenco de sollozos
Que residían la cuenca de los ojos.
El tiempo dio lágrimas fugaces
Atravesando la garganta.
Ella era lágrima .
Mojó las manos con las lágrimas.
Ella era lágrima cautiva
Era la tarde solitaria
Las sábanas de lágrimas gastadas
Era lluvia en el otoño
La travesía mojándose de llanto
Y a veces un tambor de lágrimas
Le golpeaban el estómago y las ganas
De devorar la vida, de nutrirse
Con el infiel abrazo.
Ella era lágrima,
Lágrima hueca y sucia lágrima
Buscando un sol deslagrimado
Un regadío de lágrimas le inundaba
La tierra fértil, la piel intacta
Y la anhelante carne que se mustia
Al anegarse en el torrente de agua.
Ella era lágrima…
(Continuará)

sábado, 6 de noviembre de 2010

sin que se rompa nadie

Atiende a la urgencia de esparcirte
Derrámate sobre la tierra fértil
Y que absorba.
Eres más que agua.
Con el rabillo izquierdo de los ojos
Miras
Una ciudad lejana,
el compás que te percute las raíces.
Posibilidades.
Con el derecho
Amanezco contigo,
Me encuentras escribiendo este poema
Segura de tenerme.
Eres más que ojos
Más que el hemisferio dividido
Y en tu centro buscas el mar
Donde desembocar el río
Que ahora fluye más que nunca.
Sin que se partan los extremos.
Sin que se rompa nadie.

viernes, 5 de noviembre de 2010

aparta el aguardiente (un viejo poema)

Aparta el aguardiente de sus ojos mansos,
que otros vendrán para vahar la hora donde el delirio aguarda.

Para vaharla.
Ahora.

Aparta de sus ojos no tan mansos de sus ojos caen alfombras
de aladinos y zahoríes o princesas no tan mansas las princesas
y una lámpara embrujada cabalgándole en el rostro
que otros vendrán mamá para cegarla

y te dirá que guardes esa fábula encantada
y la alfombra de Aladino el aguardiente o la ternura no tan mansa
la ternura por si otros le llegaran con el cuento de cegarla
que la guardes la ternura y la regreses a sus ojos

que otros vendrán, mamá, para vaharla.
Ahora, para vaharla.

Y aparta los humores como lágrima escanciada
que cayera de su boca
y si quiere detenerse delirando en la barbilla
este ensayo de sollozo esta lágrima escanciada por bufones
y aladinos o zahoríes o princesas no devuelvas a sus labios
lo que fue del aguardiente

Que otros vendrán, mamá

Que otros vendrán y otros vendrán mamá
para beberla
Ahora
para cantarla.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

para paula, por su cumpleaños


Te felicito
Porque has ganado un año más
-Ese regalo que a veces damos por perdido-
Porque sigues creciendo
Y sorteas la dificultad con malabarismo inaudito
Porque te ríes de cualquier cosa
Te felicito
Porque sigues sorprendiéndote
Con el baile del agua
Y sabes disfrutar de una cerveza,
Del ronroneo de un gato,
De una tarde de domingo.
Porque me sorprendes
Porque sabes sacarle el gris a la monotonía
Y haces fuego con las manos,
Música.
Te felicito
Porque cumples 34 que parecen 20
Por las ilusiones vírgenes
Y parecen 60 por tu sabiduría.
Te felicito
Porque aún siguen intactos algunos ideales
Y no te rindes
Y aún puedo admirarte un día más
Te felicito, Paula,
Por permitirme ser parte de ti
O yo contigo
Pero ante todo
Por ser tú:
Única, independiente y bella
Inteligente brillo que se cruza.
Felicidades.

martes, 2 de noviembre de 2010

cáscaras, cortezas y pellejos

Vinieron de muy lejos a bucear por las alcantarillas. Nos regalaron trajes de neopreno, unas gafas para el agua y esas aletas que nos confundían con peces en la mitad del fango.
Así de fácil.
Parecía ridículo bajar las escaleras con semejante viso, y aún así, fuimos limpiando los desechos, atravesando oscuros rastros que conducían a la vital salida.
Cáscaras, cortezas y pellejos nos cortarían el paso, y aún así, fuimos capaces de limpiar, de depurar la vena.
Así de fácil.
Que lo que estorba mata.

viernes, 29 de octubre de 2010



HAMMAM

No podía hablar. Las cuerdas vocales no respondían al mandato del cerebro. Los médicos decían que era normal, en casos de estrés postraumático extremo, el cuerpo a veces se convertía en una tierra árida donde nada florecía.
Estaba asustada, se imaginaba a sí misma muda, apagada, como una fuente que no bañara su cabello oscuro, estéril, sin frío ni calor que contrastara la epidermis.
Había perdido a su hijo, hermosa criatura que apenas sostuvo al nacer. Lo sintió sobre el pecho, buscando el manantial de los senos. Pequeñito él, moreno de ojos cerrados y manos curiosas. Lloraba insatisfecho, de hambre. Los médicos lo arrancaron de la madre, tenía que nutrirse, luchar por la vida, pero estaba débil y nadie supo porqué se rindió en la incubadora.
Salió a la calle. La psicóloga le recomendó, al menos, un paseo cada día. Apenas podía sostenerse sobre los pies, pero hizo el esfuerzo como una autómata impulsada por el único sentido, que aunque tenue, aún le quedaba: el de la supervivencia. Se sentía cansada, y avanzaba con pasos cortos hacia ningún lugar. Tras recorrer pocos metros, torció una esquina. Vivía en una de esas ciudades del sur donde la claridad del Sol invitaba a los transeúntes a charlar en las aceras sobre las que emergían muros blanquísimos de casas bajas. Ella, ajena a todo, tuvo que apoyarse en la pared, dejarse caer manchándose la blusa oscura de cal por la espalda. Necesitaba acurrucarse, rodillas flexionadas, cubriéndose los ojos con las manos. Así permaneció unos minutos que para ella fueron breves, y para la mujer que la observaba desde el otro lado de la calle, una eternidad.
La mirona vestía de blanco, un largo vestido de algodón atenuaba el calor del reciente julio. Parecía una mujer común, de edad indefinida, quizá pasados los cuarenta. No pudo evita acercarse a Julia, que así se llamaba la infeliz. Le puso la mano en el hombro, bajó a su altura y le preguntó si se encontraba bien. Julia no se inmutó. La desconocida, la invitó a levantarse y finalmente accedió. “Acompáñame”, dijo, y la siguió guiada por la expresión serena de la mujer.
Caminaron calle abajo, Julia siempre detrás, pasando cuatro calles estrechas que cruzaban la vía hasta detenerse en un amplio portal. La puerta de madera labrada como en las casas castellanas, un híbrido arquitectónico que invitaba a imaginar los distintos dueños y épocas que la ocuparon.
Tras pasar el patio austero entraron en el interior del edificio. Julia abrió los ojos, por primera vez impresionada. El olor a tomillo mezclado con otras esencias silvestres la reconfortó como si volviera a reencontrarse con la primitiva raíz que la unió a la vida. La luz era tenue, pero suficientemente cálida para crear un estado de calma. Todo era antiguo, los muros de cal y arena, y de piedras viejas las escaleras. Tras la entrada, donde un hombre de aspecto árabe, joven, pulcrísimo, sonreía para darles la bienvenida, entrarons a una sala cuadrada.
Fue como entrar en un mundo ajeno, placentero, el aroma era aún más intenso. Una nave amplia, se abría bajo una bóveda rectangular donde diminutos vanos dejaban pasar la luz. Hacía un calor intenso, por lo que imaginó que las fuentes rodeando la sala con cuencos metálicos al lado servirían para refrescarse. Sin embargo, no se sentía en condiciones de pensar profundamente sobre el lugar. Simplemente, se dejaba llevar.
La anfitriona le pidió esperara sentada sobre la piedra central. Desapareció por la entrada principal y regresó a los pocos minutos con un té humeante, un par de toallas y unas chanclas.
- Entra en una de aquellas cabinas- dijo señalando una hilera de puertas a su derecha-, quítate la ropa y cúbrete con una toalla. El Hamman te ayudará a liberar las preocupaciones, abrirá los poros de la piel, dejando ir las toxinas del cuerpo y de la mente.
Julia estaba confusa, nunca había visitado un lugar así. Había oído hablar de los baños turcos, herencia de las antiguas termas romanas, sin embargo, desconfiaba de las propiedades terapéuticas que pudieran ofrecerle a ella, que había perdido lo más querido.
No obstante, obedeció a la mujer. Lo mismo le daba estar tirada sobre una calle cualquiera que allí mismo.
Salió del vestuario tapada con la toalla hasta las rodillas y calzando las chanclas de plástico. No había nadie en la sala, pero el té la estaba esperando sobre el banco de mármol central. Cogió un cuenco y lo llenó de agua. Se sentó y decidió tomar el té. Sabía a menta, a clavo y a canela, despertando en ella sensaciones olvidadas, de cuando se sentía viva.
El calor, en forma de vapor de agua, comenzó a penetrar más allá de los órganos vitales. Terminó el té y se tumbó sobre la piedra. Sintió la soledad entre el sudor y los olores exquisitos. Cerró los ojos. Quería huir, formar parte del ambiente, evaporarse. Conforme iba sintiendo la humedad en la toalla y el agua deslizándose por la piel, el cuerpo comenzaba a perder la gravedad que la mantenía hundida como una losa sobre la cabeza.
Ahora era leve, sutil aliento de vida que podía desplazarse en singular metamorfosis: ahora un gas, después el agua, antes inerte metal carente de esperanza. Se le abría un mundo de posibilidades en ese mismo instante, ausente de sí, porque ya no era ella, Julia, la desgarrada madre que apenas pudo sostenerse tras la pérdida.
Ahora, el tiempo ha tomado la dimensión circular que tiene. Julia podría ser igual una errante beduina de principios del milenio pasado, que una futura exploradora del universo. Las sensaciones son de auténtica conexión con las fuerzas naturales. Ha perdido la piel, desintegrada en diminutas partículas puede ser pez, o ave, se puede convertir en la hoja caída de un árbol y dejarse llevar sin preocupación para caer de nuevo en la delicada mano de una niña que soplará viéndola regresar a la rama de otro árbol aún demasiado joven como para conocer la caducidad de la vida.
No hay nada escrito en lo etéreo, ningún destino predispone. Y si vacía la mente, deja de ser consciente de la propia existencia, escapa de la carne donde las terminaciones nerviosas alertan del dolor de una punzada o del placer de la caricia.
No se hace preguntas: ¿quién soy? ¿adónde? ¿cómo saldré de las cuerdas que cada amanecer me atan a la cama? No hay preguntas porque no es nada.
Esto no es nuevo, ninguna revelación se manifiesta.
Fuera de sí, la temperatura asciende a 50º C. la anfitriona observa a su invitada desde afuera, si pasan 10 minutos más sin que aún se haya despertado, verterá el agua del cuenco sobre la frente para sacarla del pasado, del presente y del futuro en un mismo lugar. Se imagina el estado casi inerte de Julia, ella también murió un día sobre aquella piedra. Hay que morir para renacer.
Entretanto, Julia continúa, no sabe qué le deparará la vida y prefiere no pensar en ello. Sólo quería que le arrancaran el dolor bajo el pecho, la continua opresión. Lo está consiguiendo.
Después, una ducha de agua fresca terminará de limpiar lo oscuro que hay en sí, como un fluido contaminado, se irá por el desagüe. Julia tomará el tiempo entre sus manos, se despedirá de la mujer que le salvó la vida y dejará de culparse y viajará a la antigua Constantinopla y vivirá otras vidas. Y vivirá.

martes, 26 de octubre de 2010

balbuceos

Poemas inestables como la vida
Y ni siquiera saber cómo equilibrar una cadencia.
Escaparse las sílabas al amanecer en la mitad de un verso.
Sobran los gritos, alguna esdrújula escapa por el portal
Cuando más se necesita.
¿Cómo dar forma y unir
cuando no se ha revelado lo importante?
Comprar tabaco, mascar chicles,
Ir al gimnasio y flojear entre acentos y comas.
Decir ahora nunca será cierto,
Que todo pasa ya se sabe
y se busca
un acuerdo en la asonancia, el verbo canta.
Bla, bla, bla
Primitivo balbuceo es el poema
Cuando no se halla respuesta ni con besos.

domingo, 24 de octubre de 2010

después de la cueva

Parte I (Los Apauas)
En la tribu de los Apauas, una población situada lejos de este espacio y tiempo, donde la vegetación ha sido respetada en su ciclo natural y aún crece salvaje, como las bestias que alimentan a estos desconocidos humanos, como el agua de los ríos, como el fuego del volcán Muico, hay que acatar las inquebrantables reglas del bosque:
1. No penetrarás en su interior desde la puesta de sol hasta el amanecer.
2. No cortarás las ramas de los árboles, salvo por expresa autorización del dios Raia
3. Y la más importante, está terminantemente prohibido pisar las manchas circulares negras sobre el suelo ocre.
Las consecuencias de la desobediencia, sólo unos pocos desafortunados la saben y muy pocos pudieron regresar para contarlo.
En la tribu de los Apauas, nadie habla entre sí, y no es que no tengan una lengua propia o que las cuerdas vocales se le hayan atrofiado. Se comunican a través de pensamientos, sin abrir la boca, canalizados por iones de luz solar. De noche, sólo el tacto, el olfato y la vista logran hacer de emisor del lenguaje.

Parte II (el bosque y el río)
Maia, la aguadora, cada día va a conversar con el río. El río le habla, le muestra mundos recónditos donde otras formas de vida se desarrollan a la par que los Apauas. El río seduce, susurra… despierta la inquietud de la joven.
Maia atraviesa el bosque para llegar al río y de nuevo para regresar a la aldea. Debe hacerlo antes del crepúsculo o dormir a la orilla del agua.
Se hace tarde y ella aún permanece escuchando la música inquietante, el nuevo mandato que atraviesa el cauce. Hay algo en lo prohibido que la atrae como nunca: la oscuridad, el bosque, los agujeros oscuros, las ramas de los árboles.
Maia se levanta, ya es de noche y se arriesga a penetrar en el bosque. Si algo sucede, no estarán los iones de luz para desvelar su temor.
El sonido de las bestias que despiertan en la oscuridad la petrifican. Algo sucederá irreversiblemente, pero ese es el riesgo. Arranca una rama sin pedir permiso y espera la furia de Raia sobre ella. Se escucha un grito: ahhhhhhhhhhhhh!! La voz del dios: “¿Cómo te has atrevido a arrancarme los brazos sin mi consentimiento, ahora en primavera? ¡Pagarás por el desacato! Lo pagará el agua que te incitó a incumplir todas las reglas”.
Las ramas aún vivientes, se aferran a ella, la envuelven y la oprimen impidiéndole continuar. La chica está asustada, se asfixia… pero debe seguir, debe descubrir lo que le mostró el río. Lucha por zafarse de su opresor, articula las muñecas para tirar de las ramas mientras grita: “¡Ya no eres mi dios! ¡no tienes poder!”.
Inmediatamente, las ramas comienzan a desplegarse volviendo a su estado natural. Maia está libre.
Camina. Apenas hay luz, no puede distinguir entre lo que es un agujero oscuro y los claros del bosque. Sigue caminando, angustiada…. Ahhhhhhhhhh!! El grito de Maia: pisó y cayó.
Parte III (la cueva)
Despierta de un profundo sueño. Abre los ojos. Explora el entorno. Maia se encuentra en una oquedad semi oscura, una cueva sin aparente salida. Escucha sonidos que no entiende, palabras venidas de otro mundo, de nuestro mundo. Voces caóticas se entremezclan: risas, conversaciones de teléfono, anuncio de trenes, llantos de amor, concursos televisivos…
Está agotada, busca desesperada una grieta entre las paredes elásticas, se tapa los oídos y pide silencio, ¡que callen las voces!.
Pasan horas, días, semanas… descubre en los muros una fuente de nutrientes. Sus oídos comienzan a acostumbrarse y a discriminar las voces. Aprende un nuevo lenguaje.
No para de pensar qué está sucediendo. Sólo puede conversar con ella misma. Los pensamientos, ahora sin luz, se han materializado en hojas de papel que salen de las sienes. La cueva comienza a asfixiarle, le ahogan los montones de papeles. Tiene que comerlos, tiene que comerlos todos, antes de quedarse sin oxígeno. Hay papeles que le hacen reír, otros son angustiosos, la mayoría le provocan el llanto y tras comerse un pensamiento, uno nuevo nace, imparable…
Ya no puede más, necesita comunicarse con alguien aparte de sí misma, descubrir cómo llegó a ese lugar, si podrá salir algún día. Necesita saber de dónde provienen los sonidos: ¿qué es una ciudad? ¿qué significa una despedida? ¿a dónde conducen los trenes? Se hace preguntas y a cada pregunta un nuevo papel que ha de comerse.
De entre todas las voces, una comienza a destacar, cada vez más presente. Una mujer, se llama Sofía, de ella está aprendiendo cómo funciona la gente del desconocido mundo.
Maia la busca, aprieta la oreja contra la pared, golpea los muros llamándola. Sofía no sabe de la existencia de Maia. Acaba de quedarse sin empleo, va a tener un hijo, su compañero la ha dejado y ella quiere cambiar de ciudad, buscar trabajo, vender la casa.
Maia escucha las conversaciones de Sofía, los pensamientos… sabe más de ella que la mayoría de sus amigos y siente la necesidad de apoyarla, pero no puede hacerlo desde la cueva.
Después de un tiempo, cuando Maia parece resignada, se hace silencio. Comienza a chorrear agua de entre las grietas, suena una música jamás oída, deliciosa, mientras la cueva se inunda cubriendo el cuerpo de la joven. No siente miedo, acepta el regalo del agua, se queda dormida, no le falta la respiración.

Parte IV (la ciudad)
Empapada, cubierta con un ligero paño, Maia despierta en la ciudad, detrás de los contenedores. Es de día, abre los ojos y la luz le molesta. Intenta incorporarse y de rodillas, como si acabara de nacer, rompe en llanto. Un murmullo de gente se acerca, la calle es tranquila pero hay curiosos que quieren saber qué hace una mujer mojada sobre la acera en pleno verano.
Maia tiene hambre, se levanta, ya no escucha la voz de Sofía. Come unas manzanas semi podridas de la basura. La gente la compadece, pero nadie ofrece nada. Intenta hablar, al principio torpemente, pregunta por Sofía. Nadie conoce a ninguna mujer con ese nombre. Intenta caminar, como si fueran sus primeros pasos, desorientada, grita el nombre de Sofía, pensando que ella puede enseñarle muchas cosas.
Se siente confusa, una nueva geografía urbana se levanta frente a ella. La ciudad se le presenta inhóspita y tiene que descubrir por qué y cómo ha llegado.
Se hace de noche, se tumba en un portal, necesita un descanso. Alguien le echa monedas pensando que es una indigente. Una mujer sale del portal a tirar la basura, la mira, vuelve de los contenedores y la observa de nuevo. “¿No te llamarás Sofía?”, pregunta Maia.
La mujer entra al vestíbulo sin mediar palabra, le asusta que le hable una desconocida. Vuelve. Observa de nuevo a la chica. “¿Cómo sabes mi nombre?”
Maia no contesta, baja la cabeza y sofía se marcha.
Al día siguiente, Maia sigue en el portal, Sofía tiene que salir a fichar en la oficina del paro: ¿Aún sigues aquí? Te traje comida y agua por si no te habías ido.
Maia tiende las manos, agradecida. Sofía siente la necesidad de acogerla como a una hija, pero aún no se atreve.
“Tienes que enseñarme a vivir”, suplica Maia.
Sofía se marcha, piensa durante el trayecto en lo sucedido, se olvida de los antiguos problemas para prestar atención a uno nuevo: la desconocida del portal.
Regresa, maia sigue en el mismo lugar, con un montón de pequeñas monedas bajo sus pies y algún insulto. Piensa que va a arrepentirse, pero Sofía la invita a subir, le ofrece comida, cama y ropa limpia. Siente que tiene que hacerlo.
“Sofía, sólo sé que tenía que acudir a ti”.
Sofía piensa que la chica ha perdido la memoria, que en alguna parte habría oído su nombre, pero decide no hacer más preguntas. Se va a dormir. Tiene un sueño, el río le habla: “tú serás la mentora de la aguadora. Maia tiene hambre de conocimiento, porque ella, como tú ha nacido de una cueva y en la cueva escuchó tu voz y te buscó al salir”
Maia duerme y escucha la voz del río: “descansa, no tengas miedo, Sofía te enseñará. Hay otros jóvenes del bosque que hoy están naciendo y que viven las ciudades y que buscan a otras Sofías, podrás reconocerlos, viven aquí, en distintos edificios y seguiréis hasta la hora del regreso para contar a los Apauas que otros mundos existen”.

miércoles, 20 de octubre de 2010

estoy cansada

Estoy cansada punto
pongo la mejor cara coma como si no pasara nada punto
Intento sonreír coma y no caer en coma punto
Esta desolación puntos suspensivos
recuerda una región deshabitada coma
donde no se elige el aire que respiras punto
Respirar más que un acto es la mentira
que mantiene a los órganos latiendo coma
una ráfaga de viento en los oídos
Empujando al desganado citoplasma punto
Estoy cansada punto
Que me quiten los alambres de los dedos coma
Y que deje de pensar en la alambrada
instalada en la epidermis punto
Y si caigo y me levanto es porque pasa
como pasan las toxinas por las venas punto
Pero estoy cansada punto
intento sonreír coma
mientras pienso que algún tren está esperando coma
como esperan las arterias renovadas
punto

lunes, 18 de octubre de 2010

quién soy

Me pregunta quién soy, y quiere saber lo que he estudiado, un elenco de títulos que me definan.
Me pregunta quién soy, y quiere saber los metros de la casa donde vivo, si tengo libros publicados
o puedo comprarme el perfume más caro. Si he viajado a la India o he hecho cosas que parezcan
importantes, si conozco los mejores restaurantes o me asombro con el último arte. Me pregunta quién
soy, y quieren saber dónde he trabajado, si podrá enorgullecerse de hablar conmigo y decir que me
conoce.
Me pregunta quién soy, y yo cuando lo sepa, no tendré inconveniente en responderle

atrofia muscular

Y tanto tiempo anduvo manteniendo el equilibrio,
Plantada sobre una pierna,
observando a los cuervos acechantes,
que cuando quiso caminar
sólo el dolor intenso
de los atrofiados músculos
le recordó la vida.

viernes, 15 de octubre de 2010

cerveza y cigarrillos, por favor.


Tenía ganas de beber una cerveza
y de fumarme un cigarrillo (de esos, de los normales).
En cambio, compré una barra de pan,
que el hambre es hambre en la China o Nueva York.
Nadie viene a casa ahora, ya no hay nada que ofrecer;
y yo, que me moría por un cigarro, salí a recoger colillas:
sucias, como mis manos en las alcantarillas.
Y como un poema sin adjetivos, salí a la calle
por si las monedas saltaban en los charcos
y en vez de sapos,
me encontraba un billete de quinientos
para forrar el mes.
Todo es posible, me decía, en la China o Nueva York
la magia existe.
En España todo el mundo está hasta el moño de la crisis,
pero existe,
por arte de magia me encuentro mendigando una pastilla
(de caldo Knorr)
para engañar a un estómago triste.
Y no sé si es más triste lo del hambre o las colillas
o que esto que te cuento es un cuento sin final,
porque me moría por un paquete de salchichas,
las del Día,
en cambio, me compré unos cigarrillos
y una lata de cerveza.

domingo, 10 de octubre de 2010

no es moderno

Está bien, ya pasaron los años de vivir con mucha gente,
De turnarse los días de la limpieza,
de escuchar orgasmos detrás de los tabiques
o acumular latas de cerveza.
Lo reconozco, me he alineado con la ley de la costumbre
Y me molestan los que braman por imagen
desagravios trasnochados.
A ver si te enteras,
no es moderno que tu semen sea la fuente de un poema
O que el coño articule vanidades como núcleo disidente de un fonema.
Y me aburren los que siguen de malditos con absenta entre los dedos,
No me llenan de chispazos los zapatos.
Está bien, lo reconozco, no será si es porque tengo más de treinta
Y porque tengo la memoria saturada de caducas rebeldías sin argumentos,
De tus cánones impuestos, lado opuesto, de la vida que criticas sin respeto.
O quizá me he acomodado en la belleza del desorden ordenado
Y soy de pueblo y busqué en las ciudades la alternancia
Encontrando estupideces en los bares.
Si te envuelvo en tetra brik y te destilo y te sirvo en una copa a los oyentes
Reventarás con pose pseudoprogre los oídos que te alaban.
No te pienses que me creo mejor que tú, mi ego es alto y como el tuyo
Está esperando recompensas, pero basta de fingir modernidades
Que pasaron ya de moda, seas quien seas.

domingo

Fuera de la duda, del pronóstico,
Haber nacido río
y en el río ahogar algún axioma.
La evidencia
no siempre conduce al desamparo
Ni trae miserias nuevas ni el jadeo
Es un concierto sin musas desgajadas.
Y que me vuelvas loca esta mañana
Para reírle al agua la arrogancia
De haber sido mi cauce, navegado
Con el naciente viento de tus manos.
Pienso quitarle el lazo a la envoltura
Y reencontrar el arca. Estoy naciendo
Con una hoja de otoño entre los labios
Y nadie impedirá que me desmañe
Ni que me crezca el pelo entre las ramas
Este domingo nuevo, esta mañana.

martes, 5 de octubre de 2010

para contar el fin

Y a veces compro el pan y me confundo
Y no sé si hay ojales en la miga
Donde abrochar el punto de la liga
Que sujetó mis medias a tu mundo.

Si esto es surrealista o moribundo,
Que venga algún experto y que me diga
Cómo contar la historia, sin fatiga,
Del terminal amor. No es tan profundo

Lo de quitar las raspas del pescado
Aunque el dolor sea un róbalo podrido
Desafiando al tiempo en el mercado.

Para contar el fin: el alarido,
El vaciarse entera, haber llorado
Sin que se note apenas un graznido.

miércoles, 29 de septiembre de 2010

entrevistas de trabajo

El nuevo turismo emerge desde la posición más débil. Hay ciudades que creías olvidadas en este país, las visitas de nuevo con la ilusión deshilachada de quien espera alcanzar la orilla. Casi un naufragio. Si tienes suerte, de un día a otro, encuentras la mejor opción para el viaje. Gastas los últimos euros prestados en malolientes autobuses. Billete de ida y vuelta, por favor. Caminas sin saber muy bien, preguntas por la calle tal y sigues caminando. Una foto de carné, fotocopia el dni… Cuentas el resto y sigues pensando que aún tienes algo para comer. “Hace años estuve aquí…, destripando la belleza de las catedrales”.
Caminas rápido y hace calor. Aún queda tiempo para volver a lavarte la cara, las manos, los dientes, las ganas también. Morderás tan fuerte la manzana que quedará anclada en la boca la rabia de meses buscando. Pero tendrás que sonreír. Al llegar, serás la mejor del mercado. Todos te mirarán como en una competencia de misses, a ti te da igual. El hombre de la corbata te espera en confesión, pregunta tus pegados. No eres perfecta, lo sé, y no te arrepientes de nada, le cuentas una verdad adulcarada, le ríes las gracias.
“me gusta tu carácter, me encanta tu actitud…” entre tantas alabanzas, “¿por qué no te quedas a una prueba después?”. Accedes, siempre y cuando no pierdas el bus.
Reuniones, retrasos, te vas sin saber sin mañana estarás en la cola del paro otra vez.
Es tarde y te vas. Los nervios, te vas galopando entre los semáforos. Por fin la estación y al llegar: las manos vacías, se acaba de ir, la vuelta pagada y sin más “lo siento, no hay otro después”.
“¿Y qué puedo hacer en esta ciudad? Las manos vacías, la vida también”. ¿Y qué voy a hacer? ¿Y qué voy a hacer?

domingo, 12 de septiembre de 2010

baños públicos


foto: retrete de duchamp


No permitas que tu vida huela a baño público-De esos de las estaciones-, ni que el arte o la poesía o lo que sientas verdadero siga arrastrando orines con el bajo de los pantalones. No es culpa tuya que otros echen fuera lo inservible y se laven la cara con las manos sucias ,ni que a veces te equivoques al abrir la puerta y esté ocupado el único rincón que desearías poblar de especies nuevas. Pero puedes cambiar de lugar, de vagón, de estación, llenarte de aire si aún respiras.

martes, 31 de agosto de 2010

en los aeorpuertos

En los aeropuertos imagino la salida más lejana
de aquello
Que me hizo arrastrar caracoles por la espalda.
Era lenta como una casa de pueblo donde sólo los fantasmas
Tienen prisa por salir a recibir.
Lenta como la espera, en el aeropuerto, de ese avión
Que no conoce la historia impersonal del pasajero ausente,
Uno que no pudo volar por atracar su propio banco de heridas.
Voy a tomar un café, ahora que tengo tiempo
Y nadie me espera,
Ahora que estoy sola y que puedo imaginarme cualquier cosa
Si sé que llegarán por aire las alas con que poder viajar
A la velocidad de una ciudad cualquiera.
Sólo pido, que no me falten los cigarrillos, que no me falte
El maldito vicio de pensar en ti
Y, por supuesto, a la vuelta,
Reencontrarme contigo.

domingo, 22 de agosto de 2010

Cuando sepa anudar bien los cabos
De la vela que me condujo a esta ciudad
Bajo lagos subterráneos
Y no sea un extremo desgarrado
Donde la contradicción trace la partida
Hacia el olvido.
O cuando sepa liberarme
Sin dañar a los peces inocentes
Que me acompañaron,
Voy a tener que decidir
Qué destinos atraparán mis ojos
Antes  que la noche despierte a las bestias,
Antes de morir a dentelladas,
Antes de huir
Antes de que sea demasiado tarde.



martes, 10 de agosto de 2010

en la mitad de tu mano

Y en la mitad de tu mano descubro la incógnita,
En la mitad de tu mano,
El trozo al que me aferro de piel que no supe tomar
En el momento exacto.
Demasiado tarde, dirás. Este es el precio.

viernes, 30 de julio de 2010

esta vez silencio

Esta vez silencio,
se detienen
los aviones que volaron sobre el fuego
y avivaron la tierra y la quemaron
sin saber el grave fruto del aire.
Dejó la estela gris el aeroplano
En la planicie abierta de una boca
Y sin querer, el fuego, la quemaron
como barbecho fútil sin la mano
ni la semilla salvadora,
ni el verano.
Sólo el silencio vale,
silencio
si aéreas acrobacias diseminan
el agujero negro de unos ojos.
Los árboles caminan contra el fuego
del rayo ultravioleta de algún cuerpo
y huyen en bandada de los campos
los pájaros, pulgones y el pantano.
Dejemos que el silencio se derrame
sobre la piel, sobre el perdón, sobre el acanto
sobre el deseo de acariciar y no tener
la mano, la semilla ni el verano.

jueves, 22 de julio de 2010

sin título

Descubrir la Lentitud

Descubrir la lentitud,
quebrantar segundos como olas erigiéndose en las manos.
Y los años, el compromiso eterno mientras dure
la expansión de las pupilas al mirarse.
La rebelión del estómago
cuando el tacto, cuando el beso se ajustan
al inédito deseo, al sentido original
que hizo temblar los labios.
No sólo eso, amar, amarse
a pesar del cambio, la muda de la piel y las arrugas,
las nuevas inquietudes, un giro en el trayecto,
sumarle corazón a la cordura
mientras el tiempo pasa.
Descubrir la lentitud
al trazar el cuerpo con los dedos.
Y que nada borre la sonrisa al despertar,
Recordar,
recordar siempre cómo nació el amor
en qué momento la boca se hizo agua
vertiendo el río del común destino.
Que las canciones no sean parte del pasado
Y en el presente las notas traigan un rostro consigo,
La piel de gallina, la voz cotidiana, el susurro.
Amar, amarse.

martes, 13 de julio de 2010

quiero que la noche

Quiero que la noche vuelva a existir
Como el bálsamo que era de mi cuerpo.
Acercarme a ti entre las sábanas
O que te acerques lenta en oleaje.
Salvaje o lenta la noche era
tu boca abierta y mi deseo,
el cauce, el río, la piel hendida
por la humedad del agua sobre los dedos.
Quiero que vengas y que me beses,
Así de simple te lo digo.
Sencillo como el amor cuando culmina
El necesario gesto, la noche entera.
También el día tiene su gracia
Cuando es capaz de rescatarnos.
Pero tu luz sobre la noche
Tiene algo de estrella y de aguacero.
Quiero que regreses sobre la noche
Para beberme el agua de entre tus senos
Y que te tiemble el pulso y que te rías
Que el corazón se estrelle contra tu pecho.
Que sea la noche el asombro tuyo
Así de simple te lo digo.

jueves, 10 de junio de 2010

intento de lenguaje

El nuevo juego de la palabra
Enjuga el gusto por las formas y se olvida
Del fondo donde aguar lo que enjuagamos
Al intentar decir, que no es poco.

miércoles, 9 de junio de 2010

el día de fina piedra

El día de fina piedra parece no acabar nunca,
Un manto de guijarros engrosa la pared
Donde un día quise hacer del futuro un presente perfecto.
No se trata de soñar.
A menudo pienso en las cosas importantes, eso que
A menudo sobrevive a la conciencia y me repito
Porque el café es color café en todos los países.
Un poco de leche bastaría para sembrar la duda
O suavizar la oscuridad de un día triste, de piel de piedra
Y no tan triste porque fina.
Si quieres entender seré más clara:
Me siento sola y el día no acaba.
Y no tan sola porque es tan fino el trecho
Hacia el límpido destino que ignoro la exigencia
De evacuar el caos entre una boca y su cintura.

martes, 11 de mayo de 2010

morder la manzana

Si usted me diera una manzana, la mordería
(a ver qué pasa) y esperaría a que la desnudez
Dejara de avergonzarme.
Quizá volvería a pasar hambre,
Eso no importa, porque al menos tuve la elección,
de perder el paraíso.
Y si la manzana tuviera un gusano retándome
Sarcástico a los ojos, la volvería a morder,
Sabiendo qué sucede, por no ser como aquellos
Que sienten justo lo que tienen
Y nunca pasan hambre y no saben los precios
Del error o la vergüenza.
Los que no se caen nunca, tampoco conocen el premio
Y así, a barriga llena, no de manzanas, claro,
dejan de vivir, olvidan.

miércoles, 5 de mayo de 2010

te alejas

Te alejas
Eres hilo del viento por silenciosos túneles,
Deshilachada ráfaga,
quieres soplar serena y te desmenuzas.
Alguien coge tu aliento y se caen las manos
Por el agudo filo de tus labios.
Deshilachada ráfaga,
Estás perdida, aire que se consume
Al inhalarte.
Te vas de ti y ya no sabes
Cómo unir las moléculas del oxígeno.
Y yo me quedo para mirarte
Mientras la noche llega a quitarte el sueño.
¿Cómo hacer que regresen hacia ti misma
El ideal perdido, compacto aliento, la aspiración
Colmándote la tráquea?
Regresa al menos para soñarte,
para soñarte tú,
Así dormida.
Quizás ahora no sea tan fácil,
Pero mañana…
Habrás ganado la partida.

domingo, 18 de abril de 2010

el banquete

Estoy preparada para el banquete:
Alguien trinchará el pavo de la vergüenza
Y todos nos frotaremos las manos,
Pondremos la servilleta sobre las rodillas,
Relameremos los labios,
Otro servirá el vino para embriagarnos,
Todo entra mejor si el trago es bueno.
No conozco aún a los invitados
Pero posiblemente, la vecindad acuda,
lo mejor de cada casa
Y algún hijo bastardo.
Después, histriónicas risas coronarán la mesa
Mientras chorrea el jugo por la barbilla.
Dejaremos los huesos sobre el plato.
Y al fin, un incómodo silencio
Se revelará ante la evidencia:
No teníamos hambre, pero había que destriparlo,
Saciarnos hasta la náusea con el pecado ajeno
Y regresar a casa arrepentidos
Para al final decir: estoy a dieta.

miércoles, 14 de abril de 2010

y a veces, un poco de silencio

Si solo al escuchar la música pudiera,
Encontrar el tacto del aire, los olores,
La playa de santa maría y todas las playas
Donde el amor alberga un eco de voces
limpias.
Volvería a escribir sobre la belleza
Si solo al escuchar la música
Recordara los mares que nos acogieron,
Que nos acogerán siempre
O el vino deslizándose en los labios,
Los amaneceres inmunes al canto de un gallo.
Me desharía del nebuloso ruido
Que emborrona la esencia de las cosas:
Una calle en hora punta, el sonido del teléfono,
El tin-tin de los cristales, el zas zas de la escoba
En los bares.
Todo sería tremendamente hermoso
Si nos quedáramos con la música, el canto del agua y del viento
El desliz de los cuerpos amándose, los pasos pausados
Y a veces, un poco de silencio.

jueves, 25 de marzo de 2010

Después de varios meses hibernando, vuelvo a recitar. Qué mejor que regresar con mi amiga Blue, Lidia, para hacer poesía. Nos vemos en sevilla.

jueves, 18 de marzo de 2010

página web

Os dejo el enlace de la página web, recién diseñada por asmith. Espero que os guste. besitos

http://www.juanamarin.co.cc/

domingo, 14 de marzo de 2010

DIFERENCIAS

Comprendo la diferencia entre ver y mirar
Entre oír y escuchar,
Entre tocar y palpar,
Andar, caminar,
comer, degustar, saber o entender
vivir o dejarse vivir.
Sin embargo
No entiendo cuando me miras
Por qué el tacto de tus ojos
Me palpan la línea de la sonrisa
Y más allá, las deformes curvas,
Vendadas las manos, por donde caminas
De noche con el tranquilo paso
De quien recorre el cotidiano trayecto.
Después, abrimos la boca y no entiendo
Por qué el delicado sonido de piernas abiertas
Se vuelca en la lengua y me sabe a gloria.
Me dejo estar
Y siento y vivo esta mezcla imprecisa
de los sentidos.
No entiendo y sé
y siento y vivo en plenitud el tacto
como un paisaje de ronca lluvia
que devorara, amor, que devorara.

viernes, 5 de marzo de 2010

enredos

Enredos
Enrédate en la esencia de las sábanas, enredos en el dos que nos libera, enrédate en mi hombro y en los senos voraces receptores de tus labios. Y enrédate en el grácil ojo izquierdo pendiente del clamor de la derecha mitad con que se enredan las parejas. Enredo es un decir si no se posan los pájaros airados en el borde del juego de la súplica humeante. Me pierdo entre tu boca si me enredan las dulces humedades y me pierdo las cañas del domingo, los conciertos, la vida de la calle si seguimos jugando al cambalache del enredo. Y enrédate en la esencia y repetimos: las sábanas, los senos o los pájaros, cerrados los paraguas una lluvia bañándome los dedos y me enredo.

sábado, 27 de febrero de 2010

dolores de parto

Voy a parirte por cesárea
Me llamarás madre
Me dolerán los puntos al despertar
Alguien dirá lo bonito, pequeño o feo que eres.
Te querré siempre, a pesar de los dolores.
A veces me olvidaré de ti
Y pariré otro hijo
Al que también
Llamaré poema.

agua y aceite

No todo lo que fluye es agua
Ni aceite en la superficie de un vaso.
A punto de desaparecer, tragadas por el beso,
Ni las piedras se libran del extenso océano.
Y parecía el final:
el óleo sobre el agua,
la balsa sobre el mar, la distancia, un error,
las palabras que no se tocan.
Así es la vida y aceptaríamos el fracaso.
Así es la vida, nos rendiríamos al fracaso.
Pero todo lo engullen los besos:
la piedra, el aceite, la mano vencida, los giros de tuerca,
el pomo cerrado de la puerta, la boca cerrada, el lamento,
todo lo engullen los besos.
Después de todo
Acaso morir se parezca a inundarse en tu cauce
junto a aquellos residuos que van hacia el mar,
renacer, revivir contigo, recicladas las branquias,
respirar con la calma de un pez
por las serenas aguas de tu cuerpo.

jueves, 11 de febrero de 2010

a tiempo

Si tengo piernas para nadar y brazos para exclamar y un punto sobre la i a tiempo,
seré capaz de todo.
No olvides que el imperio del sol no ha sucumbido aún a la ignorancia, pero estamos cerca de padecer una epidemia si dejamos secar nuestras carnes al aire, las ideas, la esperanza a la intemperie, sin miedo a la llegada de los buitres.
Esto es así, aunque no te divierta. Por tanto te pido que sigas nadando hasta el anochecer, porque aún estamos a tiempo.

jueves, 4 de febrero de 2010

Hay una palabra que me crece hasta la lengua,
Impronunciable, nada al borde de los labios.
No hay salida.
No sé qué hacer con lo que no se dice,
Si anudarlo en la garganta o esperar a otra palabra
Para hacer poesía. Algo me dice que estoy vacía
Aunque un banco de sílabas se acumule entre los dientes.
Puede que necesite otro lugar que me invite a vivir
Dando zancadas, con paso firme, hasta frenar
Ante el suceso paralizante
Y en el derrape, soltar palabras.

miércoles, 3 de febrero de 2010

prospecto

Muy querida mía:
Lee este prospecto antes de tomar el medicamento, en caso de duda, no consultes al médico ni al farmacéutico. Este medicamento se te ha recetado a ti, personalmente y no debe ser suministrado a otras personas, aunque los síntomas sean parecidos o iguales a los tuyos, no les serviría de nada.
Este Amor 60 kg, es un medicamento para el tratamiento de la apatía, del dolor intenso o moderado, de las noches en vela a la espera del cambio, de la peculiar carrera de obstáculos que trae la vida. Está recomendado para el tratamiento sintomático de la rutina. Pertenece al grupo de los estimuladores del hipotálamo, liberando paulatinamente la oxitocina necesaria para ser tan feliz como el cuerpo aguente.
Este medicamento no tiene indicaciones adversas, pero sí ciertas alteraciones a tener en cuenta:
- Sentirás cómo se dilata la pupila al tomarlo al despertar
- Durante los primeros meses, un hormigueo te recorrerá parte del cuerpo
- Aumento de sudoración, la piel de gallina al aplicarlo por vía tópica
- Latido cardiaco acelerado, para posteriormente, llegar a la calma deseada
- Al principio, pérdidas de sueño, vértigo, cambios de peso, un nudo en el estómago y otro en la garganta.
- La estúpida sonrisa sin motivo aparente.
Si observas alguna de estas alteraciones, te seguiré trayendo el café cada mañana, acompañaré tu música, el vuelo de las pestañas al mirarte recorrerá tu aire y seguiremos aprendiendo de los gestos rutinarios para encender la magia, para cambiar el orden de las cosas y atravesar el fuego sin quemarnos.
Si tomas este medicamento, saltaré contigo en paralelo, y me marearé contigo entre la multitud para caminar descalza por todas las aceras posibles. Después, cerraremos los ojos para esperar la cordial mañana con los brazos en cruz, acogedora la calle entre los transeúntes y te sentirás tan grande ante la insignificancia que creerás prometedores los años venideros.
Si alguna vez, no estás segura de seguir tomando este medicamento, no consultes al médico ni al farmacéutico, déjalo sin más, teniendo en cuenta que está recetado especialmente para ti, a quien amo.

sábado, 30 de enero de 2010

despertar

Gracias a la música de tus pestañas al despertar.
Los brazos como hélices te arrancan del último sueño.
Te traigo el café y el beso primero.
Lentamente respondes con inefables ruidos.
Entiendo que me amas, he aprendido a descifrar
Los signos de tu cuerpo.
Gracias a la música de tus labios al despertar
Puedo seguir el rito. Me voy a la ducha,
Entiendes que te amo. Terminas el café y puedo hablarte,
He aprendido a esperar el tiempo de silencio.
Me voy al trabajo sabiendo que mañana oiré la misma música.

LA PANDERETA DIJO (Primera edición)


¿Quién no ha renegado de sus musas o sus musos? (que de todo hay) por bailar la misma música que cotidianamente tocamos? La pandereta dijo es un desafío q todos los instrumentos, entre los que sobresale el ritmo familiar y desacompasado de una historia de amor no solicitada. El libro que tienes en tus manos esconde una realidad donde encuentro y deseo se van transformando en un juego de acróbatas en el que no se sabe cuándo y quién caerá primero.