miércoles, 29 de septiembre de 2010

entrevistas de trabajo

El nuevo turismo emerge desde la posición más débil. Hay ciudades que creías olvidadas en este país, las visitas de nuevo con la ilusión deshilachada de quien espera alcanzar la orilla. Casi un naufragio. Si tienes suerte, de un día a otro, encuentras la mejor opción para el viaje. Gastas los últimos euros prestados en malolientes autobuses. Billete de ida y vuelta, por favor. Caminas sin saber muy bien, preguntas por la calle tal y sigues caminando. Una foto de carné, fotocopia el dni… Cuentas el resto y sigues pensando que aún tienes algo para comer. “Hace años estuve aquí…, destripando la belleza de las catedrales”.
Caminas rápido y hace calor. Aún queda tiempo para volver a lavarte la cara, las manos, los dientes, las ganas también. Morderás tan fuerte la manzana que quedará anclada en la boca la rabia de meses buscando. Pero tendrás que sonreír. Al llegar, serás la mejor del mercado. Todos te mirarán como en una competencia de misses, a ti te da igual. El hombre de la corbata te espera en confesión, pregunta tus pegados. No eres perfecta, lo sé, y no te arrepientes de nada, le cuentas una verdad adulcarada, le ríes las gracias.
“me gusta tu carácter, me encanta tu actitud…” entre tantas alabanzas, “¿por qué no te quedas a una prueba después?”. Accedes, siempre y cuando no pierdas el bus.
Reuniones, retrasos, te vas sin saber sin mañana estarás en la cola del paro otra vez.
Es tarde y te vas. Los nervios, te vas galopando entre los semáforos. Por fin la estación y al llegar: las manos vacías, se acaba de ir, la vuelta pagada y sin más “lo siento, no hay otro después”.
“¿Y qué puedo hacer en esta ciudad? Las manos vacías, la vida también”. ¿Y qué voy a hacer? ¿Y qué voy a hacer?

domingo, 12 de septiembre de 2010

baños públicos


foto: retrete de duchamp


No permitas que tu vida huela a baño público-De esos de las estaciones-, ni que el arte o la poesía o lo que sientas verdadero siga arrastrando orines con el bajo de los pantalones. No es culpa tuya que otros echen fuera lo inservible y se laven la cara con las manos sucias ,ni que a veces te equivoques al abrir la puerta y esté ocupado el único rincón que desearías poblar de especies nuevas. Pero puedes cambiar de lugar, de vagón, de estación, llenarte de aire si aún respiras.

LA PANDERETA DIJO (Primera edición)


¿Quién no ha renegado de sus musas o sus musos? (que de todo hay) por bailar la misma música que cotidianamente tocamos? La pandereta dijo es un desafío q todos los instrumentos, entre los que sobresale el ritmo familiar y desacompasado de una historia de amor no solicitada. El libro que tienes en tus manos esconde una realidad donde encuentro y deseo se van transformando en un juego de acróbatas en el que no se sabe cuándo y quién caerá primero.