lunes, 27 de diciembre de 2010

y no habrá gatos

Habitamos. El tiempo no nos pasa, pasamos por el tiempo. Habitamos en el tiempo y a día de hoy sé lo que sucederá mañana. Aunque no quiera saberlo, es evidente que cogeremos un vuelo, regresaremos a España, me ayudarás a buscar la nueva casa... Y no habrá gatos. Será pequeña como el chorro de agua que cae de la paciencia. Está claro que iré al trabajo y tú esperarás mi partida, no sé si mi regreso. Seguirás pensando en el momento de marcharte de nuevo, tal vez esperes la llamada que te invite al cambio. Insistirán palabras de amor que no son mías (yo te amo en silencio).
Volveré del trabajo y hasta puede que cenemos juntas, y hasta puede que friegue los platos. Leeré un rato y tú acabarás de despegarte del teléfono. Seguiré leyendo hasta dormirte,haré un sudoku. No sé por cuánto tiempo habitaremos el mismo espacio, esperaré a que te decidas o hasta que el agua deje de fluir y ya no espere que me elijas. Y no habrá gatos.

sábado, 11 de diciembre de 2010

no es extraño...

No es extraño sorprender las teclas del revés
Y volver a sacudir el polvo.
Blanco sobre oscuro se ve mejor,
Pero yo no quiero encontrar
cómo el principio se giró
y lo que fuiste soy ahora
Mientras te llueven lámparas.
Eres lo que fui: un proyecto de paz
donde la guerra nunca termina.
Suma el tacón hundido en el húmedo alquitrán,
Suma la desgana, querer huir
y estar anclada a la propia voz:
grito o silencio
carcajada o llanto,
contrastes deseando converger
en el exacto punto
donde ni frío ni sol ardiente.
Y si me quedo es
Porque eres lo que fui, la llaga dividida
Que sanará algún día
Mientras que seas tuya o de nadie.

si las palabras fueran pierna

Si las palabras fueran piernas
Largas, kilométricas extremidades
Que restaran distancias,
Ahora mismo estaría frente a ti
Plagiando silencios sin urdir
los errores pasados.
Quiero ser palabra
Y sin echarte de menos
Acariciarte el pelo, rozar tu mano,
Acaso aterrizar en un café
Donde humeantes fragüen tus canciones.

jueves, 9 de diciembre de 2010

tejados


De niña me gustaba subirme al tejado que había bajo la ventana de mi cuarto. Preguntaba a mi madre si podía y ella siempre decía que no, pero yo lo hacía a escondidas y cuando me buscaba, no podía encontrarme porque estaba allí, soñando con volar. Muchos años después me invitaron a una fiesta en una nave de Madrid, nos sentamos en el tejado, pudiendo ver desde arriba la ciudad pequeñita, insignificante casi en comparación con las nubes. Seguía soñando con formar parte del aire, pero la ley de la gravedad me atraía hacia el centro de la tierra, asfixiante, paralizante, donde el cuerpo pesa. Después descubrí que dicha ley no es más que la razón mal entendida. Fui libre de nuevo hasta que tuve que comer y rebuscar entre los bichos del suelo. Hay gusanos que hacen profundos hoyos y por eso sigo aquí, con el brazo en su interior.

martes, 7 de diciembre de 2010

fugarse con el viento


El rostro se desvanece, los trazos definidos de la mandíbula se convierten en etéreo eclipse al borde del orificio. Círculos concéntricos amenazan con tragarse aquellos ojos que un día se enamoraron. La nariz se desfigura tras la fuerza centrífuga. No sé si los poros aún respirarán toxinas o decidirán fugarse con el viento. Nada tiene sentido si se cuestionan las intenciones de un cuerpo goma-chicle a punto de romperse, es la ley natural de los contrarios la que impera y hoy podemos seguir masticándonos, hacernos bola con los dedos para después pisar el enredo intrascendente y alisarnos las orejas para no oír más que al propio corazón… Fugarse con el viento y regresar entera, ese es el reto.

lluvia

No es por la manzana podrida ni por el barro de los hormigueros
Que llueva
Una hora dos
fracciones de segundos frente a la pantalla
es lo mismo
que hacer contorsionismo con el tiempo, adelantar los relojes,
que llueva
en algún lugar donde no empañe cristales la desidia
una hora tres
partir en dirección contraria sin levantar los pies del suelo
a no ser para volar
el clamor de la tormenta y que revienten los oídos
porque llueve
una hora y más una hora y cien razones para salir afuera
porque llueve hasta en el centro abandonado de la casa
en el desorden colindante de una sopa y en mis manos
y en el pelo despeinado está lloviendo, luego existo
y aún es hoy, que no es mañana.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

no todo

Sentirse pequeña, la carátula gastada de un cd olvidado en el estante.
Sentirse pequeña, encogida por el frío. Sentirse muda, impropia de los versos
Si no hablan de temas importantes. No todo va a ser risa, no todo llanto.
Ni las hojas sobre el suelo. No todo tú. No todo yo. No todo.
Soltar en la centrifugadora el agua sobrante y dejar secar al sol
Como una lágrima.

LA PANDERETA DIJO (Primera edición)


¿Quién no ha renegado de sus musas o sus musos? (que de todo hay) por bailar la misma música que cotidianamente tocamos? La pandereta dijo es un desafío q todos los instrumentos, entre los que sobresale el ritmo familiar y desacompasado de una historia de amor no solicitada. El libro que tienes en tus manos esconde una realidad donde encuentro y deseo se van transformando en un juego de acróbatas en el que no se sabe cuándo y quién caerá primero.