sábado, 30 de julio de 2011

el hilo del poema

Esto no es un poema:
es el hilo del poema.

Un poema inacabado
hilvanándose en la rima.
Es un decir por vivir,
es la palabra al cuadrado
cuando estás y no lo estás
masticando en el mercado.
Esto es morderse las uñas
por no tragarte la lengua
con que dices por vivir
lo que la tregua mengua.
Esto es mostrarse al desnudo
mientras se tejen lanas
cuando el vértigo acomoda
la garganta a la mañana.
Es un contar porque sí,
porque vine de lo hondo
y salí buscando sapos
con el canto de una rana.

Esto no es un poema:
Es el hilo del poema.


viernes, 29 de julio de 2011

autorretrato



No he desarrollado el arte del dibujo o la pintura, pero a veces siento la necesidad de coger el lápiz y trazar unas lineas. Últimamente, mi mayor necesidad es la del diálogo interior, la comunicación conmigo misma. Es una etapa de transformación consciente. He dibujado muy pocos retratos, sólo de algunas personas que he amado. He intentado plasmar otros rostros; alguien me pide un dibujo, lo intento y no lo consigo. Necesito amar profundamente para que la mano transcurra sobre el papel sin ser solicitada. 
Hoy me dibujo y comprendo que me amo. Es significativo el hecho de haberme elegido como objeto inanimado. Igual que los antiguos representaban las cacerías sobre los muros de las cavernas, yo me elijo, me plasmo, me retrato porque invoco a mi reflejo como único deseo. Estoy viviendo.

noches de acero

Hay noches de acero que atraviesan de veras el temblar de un aliento.
Olvidados los ruidos, el tiempo y la barra,
decides brindar con el cuerpo de al lado y entonces,
al igual que una ingrata sorpresa,
se quiebran las copas por un tirachinas,
haciéndose añicos el umbral de un deseo:
vertido en el suelo, tan sucio,
el vino que ha de regar la raíz de una boca.

miércoles, 27 de julio de 2011

...no hay camino.

El camino hacia el otro comienza con el camino hacia sí mismo. Suena a frase Zen, de estas de algún calvo Lin-Chi meditando sobre una colina. Pero no hay que remontarse a la filosofía china para comprenderlo.
Tienes un día entero entre las manos, con sus huecos vacíos y sus horas empastadas. Sin pensarlo, buscas reconocerte en el otro, presenciarte ante el mundo como si al sonar el despertador amaneciera el personaje y no la persona. Te marcas objetivos, obligaciones impuestas que te hacen creer estar llenándote de sabiduría, y si no de sabiduría, regresas al ocio mecánico que te convierte en una raya blanca sobre la calzada. Quieres la música, lo plástico, la literatura, el viaje, el ruido. Eso sacia la curiosidad por aquello que te rodea. Sin embargo, es mucho más simple, cuando surge el silencio y nada estorba y estás sola: comes, duermes, respiras pausadamente contemplando con claridad al proyecto de mujer que un día salió del útero materno. Y descubres quién eres, quién quieres ser, hacia dónde dirigirte o dónde permanecer. Es simple.

ser y estar

Ser.
Y siendo estar.
Y estando siendo.
Y estando siendo
conociendo.
Y conociendo,
deshojando.
Y deshojando
dejándolo marchar.
Ir.
Y yendo, abrir.
Y abriendo, descubriendo.
Y descubriendo
dejándolo partir.

sábado, 23 de julio de 2011

poema reciclado escrito a los 20 años

Te necesito...
No, yo no te necesito.
Confieso que respiro si no estás
y que mis pies caminan
sin "la muleta eterna" de tu abrazo.

¿Que si te quiero?
Yo no te quiero,
o no como se quieren a las cosas
-de nadie o mías-
guardadas en el tácito baúl
del poseerse.

Acaso hoy, yo te desee,
igual que el día que me mostraste
la flor salina de tu cantábrico;
o igual que hoy si te atrevieras
a abrir los surcos de mis viñedos.

domingo, 17 de julio de 2011

aquello que fue

Aquello que entró en el cuadrado
y se apegó al vértice
rígido, esdrújulo
y reptó lentamente la línea
adoptando la impenetrable forma.
Aquello que obtuvo
la eternidad del círculo,
también ajeno al vacío,
a la posibilidad del punto.
Aquello que fue establecido límite
Y no pudo alas
Aquello que fue
O aquello que pudo y de alas
Desarraigado fue…

domingo, 10 de julio de 2011

la muerta de pena

La llamamos Lupe en honor a la cubana, aunque no tenía mucho que ver con la cantante. Era blanca y suave, no como Patero, claro, ya que se trataba de una pequeña siamesa recogida en la calle. Apenas tendría un mes cuando la encontramos confundida en la acera y asustada, sucia, con pelones en el cuerpo. Era verano, la posé sobre el pecho para que sintiera mis latidos, la llevamos a la veterinaria para que la revisara y nos diera instrucciones. Por lo visto los pelones serían de un atropello de bicicleta. La alimentamos con biberón y un pienso especial para su edad. Nos trepaba las piernas desnudas clavando las afiladas uñas hasta presentarse en el hombro y ronronear tiernamente. A veces la regañábamos, teníamos que ponerle límites: no muerdas, no arañes, haz tus necesidades en la arena… Y ella pagaba su frustración devorando el plato de pienso. Era testaruda, pero ya nos había adoptado como sus mamás y lo demostraba cada vez que dormía en alguno de nuestros regazos. De ella heredamos una insufrible sarna y una no menos desagradable tiña. Por lo visto, no tenía calvas por el atropello de una bicicleta, sino por esos bichitos que nos pegó. Nos pusimos las tres en tratamiento, Estela y yo mejoramos, sin embargo, Lupe fue perdiendo fuerzas, apenas podía comer y si lo hacía, volvía a desecharlo todo por cualquiera de sus cavidades. De vuelta a la veterinaria intentamos salvarla, pero tenía una enfermedad incurable. La amé como a alguien de mi especie y cuando murió, morí de pena. Ahora me ronronea en el ultramundo.

viernes, 1 de julio de 2011

De niña...

De niña,
mientras todos dormían,
daba nombre a una rama,
a un tornillo, a una piedra,
previamente cogidos
al salir del colegio;
y esos nombres le daban
un aliento de vida, un latido
al tornillo,
a la piedra, a la rama,
un sonido de agua pronunciando
las cosas.
Ahora,
que parezco mujer,
tú pronuncias mi nombre.
Me recuerdas a mí
cuando niña le daba
un sentido al objeto
encontrado en la calle:
un aliento, un latido, un sonido de agua.

De "la pandereta dijo..."

LA PANDERETA DIJO (Primera edición)


¿Quién no ha renegado de sus musas o sus musos? (que de todo hay) por bailar la misma música que cotidianamente tocamos? La pandereta dijo es un desafío q todos los instrumentos, entre los que sobresale el ritmo familiar y desacompasado de una historia de amor no solicitada. El libro que tienes en tus manos esconde una realidad donde encuentro y deseo se van transformando en un juego de acróbatas en el que no se sabe cuándo y quién caerá primero.