No he desarrollado el arte del dibujo o la pintura, pero a veces siento la necesidad de coger el lápiz y trazar unas lineas. Últimamente, mi mayor necesidad es la del diálogo interior, la comunicación conmigo misma. Es una etapa de transformación consciente. He dibujado muy pocos retratos, sólo de algunas personas que he amado. He intentado plasmar otros rostros; alguien me pide un dibujo, lo intento y no lo consigo. Necesito amar profundamente para que la mano transcurra sobre el papel sin ser solicitada.
Hoy me dibujo y comprendo que me amo. Es significativo el hecho de haberme elegido como objeto inanimado. Igual que los antiguos representaban las cacerías sobre los muros de las cavernas, yo me elijo, me plasmo, me retrato porque invoco a mi reflejo como único deseo. Estoy viviendo.
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