Algunas veces
siento ganas de cuidar la casa.
El caos ordena el vacuo intento de
perfección -es es como podar las ramas
y descubrir que crecen al unísono.
-bello-. Desobediencia
hermosa.
Pero las cosas-
el caos-las cosas algunas veces piden
la horizontalidad incuestionable de las aves.
Allí la mesa bate las alas para que
vuelen los cuadernos y los lápices.
Allí la lámpara expande el rayo por
el cuarto
iluminando de amarillo los sillones,
como infinitos soles subrayan la
flacidez del sofá,
de las horas caídas sobre los cojines.
En la cocina un cuenco pide pan
caliente
y los cuchillos se conmueven al
deslizar las hojas.
Todo son hojas:
hojas de metal
hojas de papel
hojas de hierba
hojas.
Cierra las hojas, mira:
Algunas cosas han volcado ya su rabia,
están buscando en el arrullo la natural quietud de los objetos.
Casa-cosas- de noche suenan nanas
casa-cosas, a veces canto
y
algunas veces tengo
suerte de descuidar
algunas casas
tengo suerte
alguna suerte
tengo.
Me encantan las casas que suenan a nana.
ResponderEliminarEste poema es buenísimo, Juana...
ResponderEliminarBesos suerte casa en la que habitas.
Gracias, chicos :) Alegran vuestros comentarios.
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